
El día del asesinato los padres intentaron encubrirlo a toda costa. Sin embargo, Apa logró contratar a un detective privado que llegó pronto a casa y se encontró con Lizzy, Ana, Jeff, el padre, la madre y Apa. Entre ellos se encontraba el asesino, pero había también otro misterio. El cuerpo perdido.


El detective había llegado a la mansión, era un personaje muy conocido por su excelente trabajo a través de los años en los que ha resuelto casos muy importantes.
Lo primero que hizo fue analizar el lugar, al igual que los objetos, materiales y personas que se encontraban en el momento.


Lo siguiente que analizó el detective fueron las emociones, se notaba una tristeza enorme en la mamá de Verónica y era de esperarse porque había perdido a su hija y no tenía rastro del cuerpo para consolar su enorme llanto.

Lizzy abrazaba a la madre de Verónica, ella había estado muchos años al servicio de esa familia y se sentía como si también hubiera perdido una parte de ella.